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La calidez del público se mezclaba con el humo de cigarro en el aire del C3, anticipando lo que se avecinaba. Antes de que los acordes de Ray Coyote tomaran el escenario para presentar su última obra maestra, “Tetradracma”, siguieron fieles a su mentalidad de apoyar y preparar a la nueva generación de artistas; dos bandas emergentes, Strawberry Pom y San Venus, encendieron la mecha con sus propuestas sonoras alternativas. Como preludio a la tormenta, sus notas pusieron a calentar a la asistencia para la llegada de los protagonistas de la noche.

Con Strawberry Pom, propuesta fresca y enérgica directa de tierras regiomontanas, la audiencia experimentó un cóctel de psicodelia y ritmo contagioso. Esta era solo la tercera visita de la banda a la ciudad, pero su impacto fue innegable, ganando nuevos adeptos que cedieron a su música.

La ausencia de Javis de La Revolución de Emiliano Zapata, constante en cada cierre de los conciertos de Ray Coyote, no impidió que el espectáculo continuara en apogeo. Pablo, vocalista de Ray Coyote, tomó la batuta y dio inicio al concierto interpretando junto con Strawberry Pom el emblemático “Nasty Sex”, estableciendo un vínculo entre la vieja y la nueva escuela musical.

Strawberry Pom

El frenesí se intensificó con San Venus y su llegada apresurada desde Ciudad de México, quienes se sumaron al evento tras su paso en el New Kids esa misma tarde. La actuación de Uxi y compañía logró calentar el ambiente hasta llevarlo al punto álgido del pogo; durante su presentación nos confirmaron que Blnko tuvo problemas con su vuelo y no alcanzaría a llegar, lo que nos dejaría más tarde una versión mocha de “99% de fe”, ¿o no?.

En una entrevista previa en radio UDG, Pablo señalaba a San Venus como la banda destinada a superarlos. Sus set en vivo son de primer nivel y aunque reconozco su potencial, la vara está puesta muy alta y su sonido, aunque de calidad, puede ser considerado de nicho.

San Venus

Con la audiencia en ascuas, Julio, Wicho, Pablo y los hermanos Sahagún tomaron el escenario con su clásica energía que parece emanar desde el núcleo de la tierra. La banda irrumpió con “Colmillo”, pieza emblemática que ha marcado su trayectoria desde su primer álbum.

Tras el tema inicial y sin pausa, Ray Coyote se adentró de lleno en “Tetradracma”. Canción tras canción, el público fue llevado en un viaje sin retorno por la oscuridad de la mente humana, con letras penetrantes y melodías que se fusionaban con el ambiente. Desde las enérgicas pulsaciones de “Nirvana” hasta los susurros inquietantes de “Códigos”, cada tema de “Tetradracma” fue una revelación, una explosión cruda y pura de emociones . Canción tras canción fueron compartiendo escenario con orquesta y otros músicos, como George Rhoads, Masta Roi y San Venus, la ausencia de Blnko en “99% de fe” fue cubierta con Wicho en la segunda voz, logrando ponerla al nivel de la versión original.

Después de los altibajos emocionales a través de los diez temas de “Tetradracma”, una pregunta cargaba la expectación: ¿ya fue todo? Afortunadamente no, Ray Coyote tenían reservado aún mucho por delante: la banda nos llevó en un viaje de nostalgia, recorriendo los caminos ya trazados de su discografía. Desde los acordes verdes de “Colmillo” hasta las explosivas notas de “YHWHMUSRAY” y la agresividad de “Work Ethic”, lejos de ser una simple presentación de un nuevo álbum, se convirtió en un homenaje a la trayectoria de la banda, recordándonos su lugar en la escena.

El clímax de la noche llegó con el himno de la banda, “El Silencio”, canción que ha resonado en los fans desde hace años. Esta vez, la interpretación tenía un invitado especial: Diego Orozco, el guitarrista original de Ray Coyote y ahora vocalista de Laboratorios Moreno, se unió al escenario en un momento lleno de nostalgia y significado. El público, con los brazos en alto y las voces al límite, se sumergió en la emotividad de cada verso, recordando los momentos compartidos y celebrando la música que ha perdurado en el tiempo. Con “El Silencio”, Ray Coyote cerró la noche, demostrando una vez más por qué son una fuerza imparable en el panorama musical.

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