Tecate Coordenada 2022: Alacridad Por Doquier

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp
Share on telegram
Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Primer Día

Fotografía y textos decantados de badomía: David Meléndez

Por fortuna, los reproches absolutos quedaron de lado.

La más reciente edición del festival Tecate Coordenada fue puntual y justa, con una pequeña tromba durante su primera jornada y una álgida algarabía a lo de largo del segundo día. El otrora tráfico sobre la única vía de acceso hacia el Valle VFG, también estuvo fluido en todo momento, quizá porque el recuento de los organizadores no superó los 45 mil asistentes, sumando ambos días. También, las tolvaneras infernales de otras ediciones brillaron por su ausencia, aunque después del chaparrón la mayoría de las zonas con pasto se volvió un pantano en despoblado. Las activaciones de reconocidas marcas como GNP Seguros, Bacardí, Vero y Doritos, entre otras, también fueron muy solicitadas entre los asistentes, ya sea por sus regalos y coloridas dinámicas in situ, como por sus atractivos regalos y souvenirs.

A la vieja usanza inglesa y sin perder segundos valiosos en el horario marcado para cada banda, el jaleo musical dio inicio en el Escenario Tecate Original con la armada ska de Out Of Control Army, con su ya conocido estilo mayormente instrumental y en talante de energía desbordada. Por el otro extremo, en el Escenario Jalisco, el peruano Renzo Tipacti mostró y envolvió a los presentes con su funk de impronta soul; casi al final de set, pidió al público “juntarnos un poco” para sentir la vibra tapatía. Loable lo de Renzo que con tan sólo un EP ha salido de su país a conquistar el ancho mundo, después de tocar en varios hoteles y restaurantes de su país.

Para estrenar el Escenario Tecate Light, arribó el chileno Gepe que ahora pisó suelo jalisciense alejado un poco de su sello folk pop, para ahora adentrarse a selvas de reconocido alboroto jamaiquino, visos gitanos y percusión reggae, y presentar en directo parte de los tracks de su nueva placa GP (2022). Al mismo tiempo y para estrenar el Escenario Coordenada, subió María Mezcal, proyecto multidisciplinario tapatío de electrolatino, vernaculismo arropado en son cubano y mucho pasaporte latino, que presentó una vistosa puesta en escena con bailarines y hasta zanquero vestido de catrina, tanto abajo como arriba del escenario.

Antes de que el cielo se pintara de arreboles y peligrosas nubes de tormenta, entró en escena el español Carlos Sadness, con un corto pero efectivo directo de nueve canciones (de “Longitud de onda” a “Qué electricidad”), donde disparó un otoño tropical con suculentos acercamientos al normcore de polaridad indie y recordó a mitad de su set que hace seis años fue “la primera vez que estuvo en Guadalajara“. A su vez, la banda Airbag mostró su músculo en distorsión. Aunque llenan estadios en su natal Argentina, su convocatoria en el Escenario Jalisco fue modesta para sus estándares. La siguiente actuación convocó el pop punk de Allison, que sorteó multiples problemas de sonido durante todo su set (para terminar con el vocalista de Airbag tocando guitarra para el tema de “Memorama”), y el proyecto de Ugo Rodríguez y Sergio Madrigal, llamado UMO, que tuvo una aceptable presentación y hasta ofreció una versión más rasposa de “No estoy bien” de Azul Violeta.

El siguiente combo fue Camilo Séptimo (con los festejos de su décimo aniversario, un directo de una docena de temas entre lo cósmico y el flagelo pop y la seriedad absoluta de su vocalista Manuel Coe) y la española Rozalén que, fiel a su estilo desfachatado, ofreció una presentación iracunda, con una experta en lengua de signos que incorpora en escena que siempre interpreta la letra y los sentimientos de cada una de sus canciones (Beatriz Romero) y ofreciendo parte de su más reciente placa, El Árbol y El Bosque (2020).

Para proseguir, Love Of Lesbian fue un acercamiento del cosmos al plano terrenal, con sus clásicos temas “Viaje épico hacia la nada” y “Bajo el volcán”. Santi Balmes, su vocalista, recordó con inusitada felicidad su visita al Teatro Diana hace unos meses donde agotaron todos los asientos y apresuró su discurso para decir que este día ofrecerían “un (concierto) Love Of Lesbian versión comprimida, ¿de acuerdo?“. El trío neoyorquino Too Many Zooz, brindó contundente concierto de jazz instrumental bombardeado a través del saxofón tenor, trompeta y percusiones, que provocaron un pequeño slam a metros del escenario. Como pilón, el cover del tema “TNT” de AC/DC que sorprendió a los rockeros de hueso colorado.

Minutos antes del chubasco, cobró vida El Principe, el homenaje de Emmanuel “Meme” del Real (más los arreglos y dirección de orquesta de Mario Santos) hacia esa leyenda llamada José José. Proyecto completamente cercano al corazón y a la partitura, pero depauperado por criterio y selección vocal, se tambalea de lado lado sin tener punto de equilibrio, máxime cuando se trata de versionar temas absolutos que son leyenda misma por obra propia de una incomparable tesitura vocal como la de José José.

La intención es volátil porque los resultados son dispares en absoluto: el Dr. Shenka se queda a media gas incluso con su aterciopelado tono de barítono en “Si me dejas ahora”; La Marisoul, vocalista de La Santa Cecilia, sale avante con sostén, resonancia y amplitud vocal en “Ya lo pasado, pasado”; Humberto Navejas de Enjambre, coloca actitud y entonación pero nada puede hacer para dejar de recitar —y no cantar— en “La nave del olvido”; el trío de Francisca Valenzuela, Pato Machete y Yoss Bones, es el más falcado y tristemente patético, aunque si solamente Yoss hubiera enfrentado sola “Amnesia”, le habría dado un lacerante y potente enfoque vocal, porque Valenzuela se planta contenida y fútil y Pato realiza un batiburrillo digno del peor de los banquetes vocales; Ely Guerra con su versión de “Lo que un día fue y no será” se yergue impostada y excesiva en el alargue de las estrofas, queriendo profundizar más de lo debido sin aparente razón; para finalizar, Carla Morrison cumplió de forma regia su cometido escudándose firme en su estilo de romanticismo troquelado y modulando su voz para subir y bajar con gallardía en los instantes justos de “El amar y el querer”, mientras que Meme Del Real apuntaló “El Triste” con sinceridad y simplicidad. Cada vocalista fue presentado por El Abulón, de Víctimas del Doctor Cerebro.

Con la noche sobre las espaldas y con miles de personas empapadas pero la pila aún cargada, despacharon sus directos los españoles Taburete, Enjambre (13 temas, con un nuevo intro en “Somos ajenos”, un público entregado en cuerpo y alma y coreando incluso a rabiar cada canción, pero Humberto Navejas con visible cansancio vocal), el rapero argentino Trueno, y los escoceses Travis que insisten e insistirán —lo más mega lógico— en prolongar un estilo ya derruido por el inexorable paso del tiempo. Hoy en día, festejan las dos décadas de su álbum The Invisible Band, y lo hacen con palpable convicción, aunque a veces les gane esa melancolía que se permea estudiada en lugar de entrañable. Una docena de cortes (entre hits y rescates del olvido), fanáticos berreando todas sus canciones y una macabrada mágica y truculenta que Fran Healy y compañía realizaron para que quedara acorde y ad hoc con la lluvia nocturna: su tema “Why does It always rain on me?” iba a cerrar su presentación en el Tecate Coordenada 2022 pero lo interpretaron antes para que el chipi-chipi hiciera su magia. A veces sólo hay que acomodar las cosas mundanas para que pasen al espectro fantasioso de las casualidades.

En la empapada recta final, desfilaron Hummersqueal y Los Fabulosos Cadillacs, uno de los actos más esperados del primer día que partió plaza con “Manuel Santillán, El León” e inmensos problemas técnicos en el bajo de Flavio que por varios segundos no fue audible. Vicentico y compañía enseguida hilvanaron las huestes del zipizape sonoro: “Demasiada presión”, “Los condenaditos” y “Padre Nuestro” (en clave dub triste y aciaga), “El genio del dub” (grasienta como ella sola) y “Carnaval toda la vida”, que comenzó a grito de “¡Guadalajara dice…!“. Como invitados fugaces estuvieron el rapero Trueno (que puso su arenga ultra conocida de “somos la generación que se caga en la dictadura“) en el corte “Mal Bicho” y el Dr. Shenka en “Yo no me sentaría en tu mesa”. Vicentico pecó de tranquilo, Sergio Rotman fue un vendaval imparable de baile y se extraña en la actualidad ese formato a dos baterías y el hijo de Flavio, pero todo se les perdona a estos Fabulosos Cadillacs.

Fotos ambas: OCESA

La recta final llegó impávida con Moderatto, que vino a presentar su proyecto que empezó como una broma de mal gusto y ahora es un proyecto de vida. No sabemos cuándo finiquitará su existencia pero Jay de la Cueva y compañía, siguen negándose a morir y llegaron a Guadalajara para bombandear los oídos de “sus malditos pecadores” como cariñosamente llaman a sus files seguidores. Con la adición de tres coristas y una percusionista/panderista, la banda inició con “Muriendo lento” y “No podrás”. Lo cierto es que los ánimos a media noche no era los que Jay esperaba en el público, así que empezó con sus prédicas usuales para meterle candela a la presentación: “Sacúdanse la hueva“, “¿Quién salta más alto?“, “Déjenme ver las manos en el aire” y sus dos proclamas salomónicas, “por una hora su culo va a ser mío esta noche” y “si mi delito es venir a Guadalajara, me declaro culpable“. Acto seguido, invitaron a la tapatía Camila Fernández para unirse al corte “Sálvame”, pero fue un esperpento de colaboración vocal, con el fuera de tono como el menor de los problemas en la voz de Camila. Atroz. De ahí en adelante, Jay se bajó al pit en hombros de un miembro de producción, caminó en equilibrio desfasado sobre la valla frontal, surfeó sobre sus fanáticos, recibió un bra, se robó un sombrero, invitó a un fan a tocar la guitarra en “Ya lo veía venir”, se tomó selfies a destajo y todo finalizó a ritmo de “Guadalajara” en voz de Chente Fernández pero con un mariachi femenil haciendo playback sobre el escenario. ¿Impagable o inexplicable?

Para cerrar la jornada, el argentino YSY A (ante escaso público pero cantando cada una de sus canciones e invitando también a Trueno a rapear a su lado) y La Banda Los Recoditos (que, vaya ironía, el tema “Acá entre nos” de Chente Fernández fue el más coreado de su presentación), pusieron el punto final a poco más de 10 horas de jornada.

Segundo Día

Mucho antes de que las puertas de ingreso dieran acceso a las 15:00 horas, una muchedumbre con ojeras casi tatuadas y semblante alicaído, empezó a juntarse para postrarse ante los proyectos de los otrora tapatíos, Technicolor Fabrics, el pop rock de Fran (que llegó con su disco Ciencia Fricción) y los chicos de Wiplash, que muchos oídos tienen en ellos puestos la fe de que en un futuro sean una banda de masas e himnos. Su presentación en el Escenario Coordenada fue revoltosa y alborotadora, poseen las tablas y los mimetismos necesarios para alcanzar alguna cima. Sólo esperemos que su big bang no eclosione antes de tiempo y encuentren el hit justo para convertir deseos en realidades absolutas. Ahora bien, los estragos dejados por el aguacero de un día antes eran visibles en ciertas zonas donde el pasto seguía siendo fango, pero fueron colocados ciertos “parches” de pastura para ganado para evitar resbalones y accidentes. De ahí en fuera, todo el perímetro lucía impoluto.

Mas la oscuridad siempre existe y el directo de Emir Kusturica y su The No Smoking Band, fue saboteado, por así decirlo, por la producción del propio festival al no encontrar a tiempo los niveles adecuados en sus instrumentos. Empezaron tarde por culpa de la producción, terminaron antes “por culpa del señor que trae su cerveza en la mano” como bien lo espetó Emir y señaló a “alguien” arriba del escenario que solo rió con sorna y se dio la media vuelta. Pero entre la escasez, hubo iridiscencia, con clásicos como “Cerveza”, “Fuck you MTV” y “La mano de Dios”. Y un día antes, Kusturica se había presentando en la FIL Zócalo de CDMX completamente gratis y fue pura profusión y exuberancia, hilaridad y vil alborozo. Vaya ironía.

A mitad de la tarde, el Cuarteto De Nos atascó el Escenario Jalisco, demostrando que son favoritos de los tapatíos. Con el “El hijo de Hernández” y “Ya no sé qué hacer conmigo”, empezó el aquelarre y no hubo vuelta de hoja. La primera fila era un carnaval y decenas de presentes desgañitados por completo. Las dos guitarras Les Paul de Roberto y el Topo Antuña, destilaban distorsión sin comprensión, libre para electrificar el aire a la vieja usanza propuesta por Nikola Tesla. Su presentación ofreció “canciones emblemáticas del Cuarteto y algunos adelantos nuevos“, como bien lo dijo Roberto y como el público quería escuchar más música que palabras, enfilaron con “Flan”, “Mario neta” y “Yendo a la casa de Damián”. Por el otro lado, en el Escenario Tecate Original y de manera más modesta en público, la chilena Francisca Valenzuela brindó un espectáculo visual y sonoro vistoso y coqueto, paseando su quinto disco Vida Tan Bonita (2022).

Otra de las sorpresas del Tecate Coordenada 2022 fue la mexicana Kaia Lana, de terso synthpop, que provocó limerencia grupal ante el embate de su sonido en cada tímpano. Poco a poco, ha ido encontrando su estilo y pasó del pop comercial a meterse al universo de componer sus propias canciones y pisar los derroteros justos para salir avante como músico. Hubo pocas personas en el Escenario Coordenada pero Lana se conmovió bastante por la atención prestada a su set.

La otra cara de la moneda fue División Minúscula, que juntó cientos de personas para su directo. A pesar de que fue un set corto de nueve canciones (de “Control” a “Sismo”), su vocalista Javier Blake cantó sin pereza alguna, exigió “esos gritos de ultratumba” a sus fanáticos y recordó que el próximo 8 de diciembre festejarán sus 25 años en el Teatro Diana de Guadalajara.

Para la hora que arribó la presentación de Carla Morrison (sosegada, esparciendo su canto para relajar multitudes), en el Escenario Jalisco llegó el turno de Amandititita, que impuso su ley en materia de esa cumbia con sesgo anárquico que tan bien maneja o ha sabido manejar, y con misiles de baile como “La güera Televisa”, “La muy muy” y “Metrosexual”, supo echarse al público a la bolsa, a pesar de ella misma comentó al micrófono eso de “todavía no me la creo” en clara alusión a que pensó que nadie iba a ir a verla con semejante cartel del festival.

Luego estuvieron los tres chelos de Apocalyptica (más un baterista y, claro, en algunas canciones estuvo el vocalista Franky Pérez), el agitado show del rapero metalozo argentino, WOS, que despachó temas rabiosos (“Canguro”) y otros melosos candentes (“Alma bendita”), la mexicana Bratty (que va que vuela para rescatar al indie mexicano), los Caifanes prosiguiendo en su plan místico y mítico pero con una voz principal desde hace años acabada (donde, como dicen, “sólo el recuerdo queda” y el repertorio), los estimados Caligaris que ofrecieron un largo set estruendoso y bailable a la menor provocación de más de 20 canciones (con Francisca Valenzuela como invitada en “Quereme así”), la prístina Cat Power colocada en un horario infame (22:00 horas) para su estilo de música pero impoluta como casi siempre, el dueto galo Polo & Pan que desde detrás de sus tornamesas y unos visuales geométricos rítmicos, destilaron su propuesta de french pop electrónico, con la presencia de su amiga Victoria Lafaurie para cantar en el tema “Canopée”, un Jack White con el músculo reventado que por lo corto de su tiempo sobre el Escenario Tecate Original optó por centrarse en sus clásicos de su banda madre, The White Stripes (“Hotel Yorba”, “Blue Orchid”, “Ball and Biscuit”, “Steady, as she goes”, entre otras) y cerró con la majestuosa “Seven nation army” para desquiciar el ambiente al pedir el coro central a cappella por el público en segundos que se volvieron eternos. Ah, y sacó del baúl el tema “Shedding my velvet”, que estrenara el 17 de abril en Boston y no como “otros” medios han aseverado con ahínco infernal que lo debutó en el Tecate Coordenada 2022.

Fotos mega ambas: OCESA

Para terminar actividades, Maldita Vecindad elevó el rezo por el bien mayor, para poner a danzar a miles de personas entre cervezas volantes y cuerpos ya casi flagelados por el cansancio. Al mismo tiempo, Moenia cerró con un espectáculo por demás fino en el aspecto visual y engrosó su sonido electrónico y sintetizado, por medio de una base rítmica en vivo (batería, guitarra y corista) y su vocalista Pichardo desbordando estamina en baile y canto.

Tecate Coordenada 2022 dejó a miles exhaustos y consumidos hasta la médula pero la balanza queda perfectamente hacia el lado positivo. Hubo de todo, para todos, sorpresas inconmensurables, gratos instantes de alegría efusiva, bailes al unísono. Moenia en un momento de su set dijo eso de “acabar hasta arriba” y justamente eso es un buen resumen para este festival que tuvo lugar en el Valle VFG: en las cumbres de la dicha, lo exacerbado no tiene cabida.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Otras Publicaciones

Suscríbete 

Regístrate en nuestra lista de suscriptores para participar en nuestras promociones y recibir primero nuestras publicaciones especiales.