R(IP)MX: “News Killed the Radio Star”

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Hace unas semanas, en el ciclo de conferencias dentro del marco de FIMPRO 2019, Gonzalo Oliveros recordaba con nostalgia y cierto cinismo cada proyecto radiofónico en el que ha estado en su conferencia titulada “¿Cuando muere un proyecto de comunicación?”.

La conferencia, si bien tenía título de taller de ángel de la muerte para ejecutar eutanasias, era la retrospectiva de un viejo lobo de mar que ha visto la misma escena repetirse una y otra vez. Oliveros que participó en señales de radio ahora míticas como Rock 101 y W Radical, entre otras, vio terminados estos proyectos porque los de hombres de traje y corbata decidieron que solo son rentables en el medio las señales de noticias y música grupera.

Como si en esa conferencia se hubiera posado un ave de mal agüero, ayer se anunció el fin de la señal de RMX. Grupo Imagen, dueños de la marca, llegaron a un acuerdo con El Heraldo de México para que estos se hicieran de las señales que todavía transmiten rock y música alternativa en Guadalajara y Ciudad de México.

En un comunicado, Imagen (la tercera fuerza en la guerra de la televisión abierta basura) aseguró que se respetarán los derechos laborales y antigüedad de los involucrados en el proyecto. Una paráfrasis, si me lo permiten, es: “Vamos a pagar lo que se tenga pagar para evitar demandas, quien le sirva a la estación de noticias se queda, el resto a tomar por culo”. Será así, el personal técnico que hace funcionar esa maquinaria ha pasado por transiciones así antes. El propio Oliveros encontrará la manera de volver con un concepto similar, lo ha hecho otras veces. Algunos se adaptarán a ser un comunicólogo mexicano más que está medio informado de las noticias, hace chistes de lugar común, y no tiene problema con dejar su “música bien rara” en su Spotify.  Algunos más (la mayoría) deben estar pasando por una crisis profesional y creer que le rezaron al santo equivocado ante la expectativa del desempleo.

También muere el gigante del pueblo

Con este trato también desaparecerá el Festival RMX 212 que en Otoño celebrará su edición final. Si en este punto no le ha importado el futuro de las personas que se van quedar sin empleo, la escena musical del país o la calidad de contenidos en medios; tal vez le mueva perder el evento gratuito más importante y de mayor calidad del país.

Guadalajara tiene eventos que son parte de su identidad tan fuerte que es difícil imaginarla sin ellos: La FIL, el FICG, Fiestas de Octubre, el Clásico Tapatío de fútbol, la Romería etc. Ahora deberá extrañar a su evento musical más importante.


“Las personas que no pueden comprarse una entrada con cargos en Ticketmaster no solo merecen muestras amateur de mariachi, jazz, y versiones más baratas de Paté de Fuá”.

El 212 no solo es parte de la cultura tapatía, sino una poderosa declaración de principios. En su última edición reunió a 100 mil personas, el doble que la última edición del Corona Capital GDL, 20 mil más que el Vive Latino 2018 y 500 veces más que los lamentables shows promedio del Festival Cultural de Mayo (FCM). Este festival se volvió un disidente en una cartelera dividida entre eventos masivos con precios estratosféricos y festivales culturales financiados por el gobierno con más gasto en publicidad que en el show en sí. Kiko Amat, un referente del periodismo musical, dice en una columna para el periódico La Vanguardia lo siguiente: “Miren ustedes qué excentricidad maoísta la mía, creo que los ayuntamientos están obligados a invertir en oferta cultural sin buscar réditos”.

Algún abogado del diablo seguro saldrá a decir “a caballo regalado no se le ve el diente” y no verá la diferencia de la inversión del 212 y desperdicios de dinero del Ayuntamiento. El primero además del groso de personas que reúne cada año, generan una derrama económica enorme en el área de Vallarta-Chapultepec. Lo más importante, ha tenido como punta de lanza tener entre su line-up propuestas musicales, que no solo son lo más destacado de música emergente, ni mexicana, ni siquiera Iberoamericana, sino Global. Completando la idea de Amat, creo que la posibilidad de que todos, independientemente de la clase socioeconómica, podamos ver de vez en cuando a artistas del calibre de Woodkid, Editors o Julian Casablancas de manera gratuita debe estar ahí. Las personas que no pueden comprarse una entrada con cargos en Ticketmaster no solo merecen muestras amateur de mariachi, jazz, y versiones más baratas de Paté de Fuá.

El cierre de RMX habla muy mal del criterio de los directivos de medios mexicanos, pero puede hablar peor de nosotros como consumidores de música si no dimensionamos que perder estos productos es un mal día para la cultura y la inclusión.

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