Querétaro y Su Pulso Sonoro

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Y la magia sonora regresó a Querétaro de la mano del festival Pulso GNP.

Con las expectativas al tope, este pasado 7 de mayo más de 40 mil personas disfrutaron de un evento que inyectó alegría por doquier. Definitivamente, la gran cabeza de cartel, Gorillaz, no defraudó en lo absoluto y puso a bailar a cada espectador dentro del perímetro del Antiguo Aeropuerto de Querétaro.

Pero, vayamos por partes. Los actos que aumentaron el ritmo cardiaco fueron Ximena Sariñana, Hot Chip y su electrónica hipnotizante, los efusivos Band Of Horses (proyecto que entró al line up de ultimo minuto), Kinky, los colombianos de Monsieur Periné, los californianos de Cold War Kids y una Carla Morrison que salió en clave de “romática” y despachó un directo muy emotivo. Mas no todo fue miel sobre hojuelas porque el engorroso fantasma del retraso causó infinita molestia a cientos de personas, ya que tanto la chilena Daniela Spalla como la banda Enjambre (que subió a su respectivo escenario con 20 minutos de retraso), sufrieron complicaciones técnicas que les impidió arrancar en su respectivo horario.

Por otro lado, la cuestión del sol inclemente y las altas temperaturas hicieron de las suyas. Fue extraño que no existiera ni un solo punto de hidratación o algún espacio de sombra, máxime cuando no se trata de la primera edición de este festival. Fuera de estos detalles, Pulso GNP dejó satisfechas a todas las almas asistentes. Y justamente el éxtasis ocurrió a partir de las 22:30 horas cuando Gorillaz dio inicio a su show interactivo. Sí, Damon Albarn y compañía despacharon un montón de clásicos mezclados con canciones de su más reciente placa, Song Machine, Season One: Strange Timez (2020).

Su presentación fue memorable salvo por el peque tropiezo de equivocarse un poco con la canción “Kids with guns”, misma que Albarn “ordenó” que se volviera a comenzar para brindarla a sus fanáticos sin ningún error.

¿El cierre? Épico, sin lugar a duda, con “Dirty Harry” y “Feel Good Inc”, dos de sus canciones más famosas. Y cuando todo parecía terminar, llegó el broche de oro con Albarn en solitario y con una armónica para soltar las primeras notas de “Clint Eatswood”, para luego toda la banda unírsele y cerrar así un mágico pulso sonoro.

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