Explorando “Cien Canciones” más allá de los acordes

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Entre San Juan de los Lagos y Lagos de Moreno existe una rivalidad ancestral que data desde la época de la colonia, motivada por razones que a nadie le importan, pero que se expande en todos los ámbitos: deportivos, turísticos e incluso artísticos. Esta disputa, más que histórica, parece ser una competencia constante por ver quién puede chingar mas al vecino. No obstante, cuando uno abandona su tierra natal, ese orgullo local absurdo se transforma en una especie de “orgullo regional”, una tregua efímera entre sanjuanenses y laguenses. Este pensamiento me asaltó por sorpresa la noche del pasado viernes mientras me dirigía al Mesón de San Diego, que por las noches se convierte en el foro Cuerda Cultura, y en ese momento se estaba preparando para recibir la séptima edición de “100 Canciones Jaliscienses“, el evento emblema del colectivo CIEN.

Esta rivalidad era algo que nunca había cuestionado y solo me limitaba a seguir la corriente, pero durante mi camino al evento, reflexioné sobre ello. Desde mi perspectiva, las rencillas entre ambas ciudades se desvanecen momentáneamente cuando se trata de destacar en el ámbito regional, y un talento destacado ya no da la cara solamente por su rancho, si no por toda la zona de los altos. Esta “gala”, que por segunda vez decidía aventurarse más allá de la zona metropolitana de Guadalajara, abría sus puertas para dar espacio a proyectos provenientes de diferentes rincones del estado, incluyendo dos originarios de los altos.

La música y la fotografía son las dos fuerzas que me vinculan con Guadalajara. Justo días antes, en Sektor Alternativo, estaba compartiendo que mi conexión tanto con la escena local como con la fotografía se inició cuando un exprofesor de la carrera me invitó como voluntario al festival 212. Esa experiencia marcó el comienzo de mi interés por artistas locales y nacionales; antes de eso era el clásico mamador que solo se enfocaba en lo más mainstream del metal, y tras la muerte de RMX y el 212, “100 canciones” es uno de los medios en los que me he apoyado para seguir ampliando mi panorama año con año. Gracias a esa casualidad, ahora estaba camino a codearme con lo más selecto del made in Guanatos. Por circunstancias del destino siempre me tocaba estar fuera de la ciudad y perderme el evento, pero ahora el guión estuvo de mi lado y pude asistir por primera vez, impulsado por la curiosidad.

Haberme obsesionado tanto con la escena tapatía provocó que terminara olvidando de que en todas partes se hace música, y que Guadalajara no es el único lugar con escena, al punto de que cuando en la rueda de prensa previa escuche que una banda laguense estaba nominada, me fue imposible pensar en otra que no fueran los Ladymen, como si no hubieran salido docenas de artistas más desde que me desconecté de la escena alteña.

Ahogado dentro de una multitud que sobrepasaba la capacidad del foro, venía repasando la lista de los premiados una y otra vez, tratando de descubrir cuáles eran esos artistas que representaban a lagos y tepa por primera ocasión, y ver si valía la pena regresar a mis raíces, dicha búsqueda se vio pausada cuando pasadas las 20:30 horas el evento dio oficialmente inicio, olvidándome del tema.

La multitud sobrepasaba la capacidad del foro

Ausencias destacadas y nuevas incursiones

El evento se inició con un homenaje póstumo dedicado a quienes nos dejaron en 2023, tanto músicos como compañeros del otro lado del escenario. Aunque este año se inclinó a proyectos del underground por encima de artistas consolidados, la ausencia de Lefty en el homenaje me pareció imperdonable, tiempo atrás lo habría justificado con no ser jalisciense, sin embargo en dicha lista siempre hay artistas de otras latitudes a quienes Guadalajara acogió como su hogar.

Este año, al dar prioridad a la música independiente, hubo notables ausencias de artistas recurrentes como Siddhartha, Caloncho, C-Kan, Neto Peña y Yoss Bones, entre otros. Incluso favoreciendo a proyectos de menor tamaño, la lista dejó fuera a nombres como Descartes A Kant, Blnko, San Venus y toda la alineación de los Rich Vagos, que presentaron proyectos excepcionales y que se esperaban ver sin dudas. Sin embargo, un aspecto positivo fue la decisión de apartarse del regional mexicano, considerándolo un género que ya cuenta con suficiente difusión sin la necesidad de ser respaldado por el colectivo, ¿De seguir la mecánica antigua habrían incluido a Peso Pluma en la lista?.

Se notó también la ausencia de artistas que solían estar presentes año tras año, como Ray Coyote, Ace Kool, Fanko y La Garfield. Por otro lado, contamos con la presencia de los infaltables Laboratorios Moreno, Kello González (ahora como solista), Astrid Cruz y George Rhoads. La selección de nominados este año marcó un cambio significativo en las preferencias del colectivo CIEN, provocando por igual sorpresas y decepciones entre la asistencia.

Al evento le acompañaron presentaciones con algunos de los premiados.

Y hablando de sorpresas: a la entrega de reconocimientos siempre le acompañan sets musicales de algunos de los premiados, el lineup de este año lo conformaban: Above The Blue, Anish, Astrid Cruz, Hop Hop Diablo Funk, Jesus Rex Mafia, Lunaem, Pychy, Ritmo Cósmico, Sofish, The Space Ocean, Tzolkin y Zyanya; algunos de estos proyectos que habían hecho poco ruido hasta el momento estoy seguro que pasarán a escucharse con frecuencia a partir de la noche del viernes.

El arte de dejar una marca

Mientras repasaba la lista de los nominados por última vez, Jesus Rex Mafia, con su stoner experimental daban inicio a un set breve pero enérgico. Mientras la banda llenaba el recinto de música, los artistas madrugadores desfilaban por la alfombra roja, presumiendo sus reconocimientos. Entre ellos, Kello González, Maena (quien regresó a la música tras casi tres años de silencio), y los miembros de The Space Ocean; esta última banda ha generado gran expectación, al punto de ser invitados en la gira nacional de Human Tetris el año pasado. Esta combinación de la actuación de la Chuy Mafia y el desfile de artistas por la alfombra marcó un inicio prometedor y además el reto tratar de darle cobertura simultánea a ambos sucesos.

Yisus Rex opacaron por completo a los demás sets de la noche con una actuación que se quedará en la memoria de los presentes. Desde el momento en que pisaron el escenario caracterizados como diablos de pastorela, capturaron la atención de todos y recordaron que el encanto de los artistas tapatíos no depende solo de la música, sino también de elementos como el performance y la puesta en escena. Nominados por su tema “Jurassic Mondo Funk”, se perfilan para saltar del underground y posicionarse en el radar local, prometiendo ser una fuerza a tener en cuenta.

Cien canciones marcó mi debut tomando fotos en Cuerda Cultura y tras ver el set de los Chucho Rex y antecesores sabía que venía una noche pesada por delante. La iluminación del escenario no era la mejor y tenía un punto más para agregar a una eterna discusión sobre cámaras que teníamos desde nuestra llegada, una disputa arraigada sobre la frase de “no es la flecha, es el indio”. Frase que uno como fotógrafo escucha constantemente y es lo más molesta, no por supuestas connotaciones ‘racistas’, sino porque, sinceramente, un buen equipo marca la diferencia en un medio donde la oscuridad total puede convertirse en tu enemiga. Es cierto que mis mejores fotos hasta ahora han sido capturadas con una modesta Canon T5 o una 70D. Sin embargo, la segunda causa por la que he perdido tantas fotos excepcionales, sólo detrás de celulares y sombreros de Undertaker obstaculizando mi vista fuera del pit, se debe a momentos donde la creatividad no pudo contra las limitaciones técnicas.

Aprovechando el intermedio, regresé a la “base”, osea, unas sillas al fondo, para añadir lo recién vivido a mi punto cuando la discusión se vio interrumpida por la falta de provisiones, osea, alcohol. Estaba el dilema de gastar lo de la renta en más cerveza o buscar alternativas: “¿De plano me veré muy lacra si le pido a algún artista conocido que me saque algunas de camerino? ¿Por qué no?, aparte me ahorro la terrible fila que hay en barra y, después de todo, dinero, vergüenza y deseos de estar sobrio son tres cosas que jamás he tenido”. Pero justo antes de perder la dignidad, llegó otro guionazo, cortesía de algún despistado que abandonó en “nuestra base” una lata nueva. “¿Y esta rosa?”, tras unos minutos sin que nadie la reclamara, hice lo propio, justo a tiempo para continuar con el show.

Sorpresas y ascensos

Los Hop Hop venían saliendo al escenario cuando Celina soltó la pregunta: “¿Quieres que te preste mi cámara?”. ¡Joder sí! Esa era exactamente la pregunta que ansiaba escuchar, solamente para confirmar mi punto de una vez por todas. Los nominados por Empezar de Nuevo tenían menos de una canción cuando los disparos de una Canon 5D mostraron ante mí una gama de colores que jamás en la vida me había tocado ver en la pantalla de una cámara. Menos de diez disparos bastaron para comprobar que si bien “no es la flecha, es el indio”, mejores flechas pueden buffear al indio y facilitar el trabajo.

Uno tiende a darle preferencia a los artistas que ya conoce de la lista, sin embargo, también está el encanto de descubrir nuevos grupos, y Hop Hop Diablo Funk, resultaron ser la revelación de la lista este año. La reacción del público dejó claro que no fui el único que pensaba eso; de no haber sido porque la Chuyito Dino Mafia dejaron la vara demasiado alta, la noche le habría pertenecido por completo a ellos.

Comparar el sonido de artistas con otros es la salida fácil para ahorrarse el tedioso trabajo de describir lo que hacen, pero desde el primer segundo que los escuché me fue imposible no relacionarlos con otros proyectos tanto locales como Fanko y Mexitano Soundsystem y extranjeros como Diablo Swing Orchestra (hasta por el nombre). A pesar de no ser precisamente una banda nueva, ya que han estado en escena desde 2018, habían mantenido un perfil bajo, sin embargo la noche del viernes demostraron que su música se queda grande para cualquier escenario y no hay público que se resista a bailar sus canciones.

Ok, la composición y los encuadres dejaron mucho que desear, pero en ese momento solo me interesaba demostrar lo mucho que te facilita el trabajo tener fotos nítidas a un ISO 6400.

Luego de unos cuantos sets más, Tzolkin y Above The Blue, representando al metal y a Blegh! Label se estaban encargando de cerrar la noche y el evento comenzaba a morir poco a poco. Mientras en mi cabeza volvía nuevamente a contrastar escenas de las dos ciudades en donde he vivido, y pensaba en el privilegio que es ahora poder vivir en un lugar con un panorama musical tan extenso y dónde sus propios habitantes ayudan a crecer a los artistas, al punto de incluso yo poder involucrarme en ella de alguna forma sin necesariamente ser músico.

La diversidad de estilos presentes en la lista y en el escenario subraya la riqueza y variedad del talento jalisciense. Es un recordatorio de cómo un proyecto que comenzó de forma modesta ha crecido tanto y se ha convertido en una plataforma crucial para destacar el talento emergente ¿Algún día una banda sanjuanense llegará a estar entre los premiados? En una noche donde la música rompió barreras y conectó a personas de distintos lugares y estilos puede que llegue a ser posible.

Galería

Fotos: Alex Legba y Celina (Mucca) Villaseñor

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