Crócknicas marcianas de Joselo Rangel, más sabe el diablo por…

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp
Share on telegram
Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Recuerdo la primera vez que escuche una canción de Café Tacvba, a los ocho años en un canal de paga que transmitía música y cuyo nombre quiero olvidar. Chilanga Banda era el tema, por supuesto, el significado permaneció en incógnito por varios años, hasta que un primo de la CDMX me enseñó el slag chilango. Como un escucha nuevo e infantil, me aboqué por cualquier obra que me divirtiera visual y rítmicamente (no había reflexión alguna sobre la lírica de temas como Alármala de Tos e Ingrata).

Conforme fui creciendo era más consciente de lo que escuchaba y en la playlist los temas crudos dieron paso a letras melosas, en las que embonaba cualquier crush de prepa, como Quiero ver y Seguir siendo. La fascinación en mí por Café Tacvba se recapturó con El Objeto Antes Llamado Disco; luego no me inmuté mucho por Jei Beibi; y por supuesto, recibí gustoso la noticia del segundo MTV Unplugged.

Esta breve crónica no solo es oportuna para recordar el largo camino que ha recorrido la principal importación el rock mexicano (lo siento, Molotov; en tu cara, Zoé; ni sueñes, Alex Lora), sino que es adecuado hablar en el mismo género literario en el que Joselo Rangel, guitarrista de la agrupación, engendra su primer libro: Crócknicas Marcianas.

Editado por primera vez en 2011 bajo el sello de Rhythm & Books, este libro recopila una serie de historias del músico, que de la mano de Café, ha vivido de todo en shows nacionales e internacionales, ensayos, giras y tras bambalinas. Todo como parte de una prolífica carrera en la que el grupo capitalino se ha cruzado con artistas como David Byrne, Santa Babina, Gustavo Santaolalla, entre muchos otros.

TAMBIÉN TE PODRÍA INTERESAR: “Mi vida pop”: cuando ser melómano se queda corto

La faceta de melómano

El rock y las anécdotas no solo vienen del Joselo rockstar; sino también del Joselo fanboy, el que se coló sin entrada a un concierto de Weezer con el resto de la banda, el que lloró al escuchar a de Pixies, y el que descubre la reinvención de Trent Reznor y se emociona.

Los libros de memorias suelen ser aburridos y tediosos ya que siguen un patrón más o menos así: origen soñador, vivir el sueño, demonios internos, tocar fondo y contar vía ghost writer la historia no solicitada. Esto clichés ocurre porque suelen venir de artistas fugaces, que entre todo su jaleo no reflexionaron una sola cosa. Joselo no solo habla de él, también se toma el tiempo de meditar sobre eventos en la música que son curiosos y si la historia recae en él o la banda es para relucir las peculiaridades de la vida y la música.

Si la carrera de Café Tacvba en los próximos 30 años no nos da más discos para el recuerdo, esperemos que al menos le dé a Joselo otros cientos de buenas historias.

Autor: Joselo Rangel.

Ilustraciones: Quique Rangel (bajista del grupo).

Editorial: Rhythm & Books.

Páginas: 282.

Disponible en: Facebook de Rhythm & Books, Librerías El Sótano y próximamente en nuestra tienda en línea. 

TAMBIÉN TE PODRÍA INTERESAR: “Si el infierno existiera”, Carlos Avilez tocaría ahí

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Otras Publicaciones

Suscríbete 

Regístrate en nuestra lista de suscriptores para participar en nuestras promociones y recibir primero nuestras publicaciones especiales.