Billie Eilish: el “Ok, boomer” a las convenciones del pop

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Nota: Cada cita empleada en esta nota es una frase real escuchada por el autor.

“Es alguien a quien admiramos y creemos que está inspirando e innovando” dice Jack White antes presentar a Billie Eilish Pirate Baird O’Connell (es su nombre real) para grabar su álbum en vivo bajo el padrinazgo de Third Man Records, el sello discográfico del propio White y uno de los más respetados de la escena alternativa.

A la admiración del ex White Stripe por la joven de 17 años se suman la de artistas como: Elton John, Thom Yorke, Lana del Rey, Taylor Swift, Billie Joe Armstrong y Dave Grohl; la de la crítica especializada; y la de las generaciones Y y Z que se ven identificadas en la actitud y estilo de la cantante. Desde que consiguió su primer hit con Ocean Eyes, la artista pop alternativa no ha dejado de llamar la atención por una imagen dentro y fuera del escenario que contrasta con los lugares comunes de las estrellas pop jóvenes.

La chica rara con Tourette y pants

Cuando era joven, a Eilish se le diagnosticó síndrome de Tourette. Este desorden la volvió cohibida debido a las dificultades que provoca en la interacción social; por lo mismo, la tuvo que ser educada en casa. Bajo esas circunstancias, no tuvo más remedio que utilizar su tiempo en aprender canto, baile y a tocar múltiples instrumentos.

Tiempo después su hermano escribiría la ya mencionada Ocean Eyes, lanzada como un sencillo en 2016. A partir de este punto la cantante tendría una seguidilla de tres año de lanzamiento de sencillos y EPs sin que se concretara un disco en forma, aunque tuvieron el suficiente impacto para mantenerla vigente y generar expectativas de cara a su obra maestra.

When We All Fall Asleep, Where Do We Go? De 2019 no solo presentó una selección interesante de electro-pop con avant garde, sino que develó la nueva imagen de Eilish. Atrás quedó la niña que cantaba melodías rosas ad hoc con su imagen. La nueva Billie mostró una madurez creativa e ideológica poco común para una artista pop. En lugar de mostrar una sensualidad desbordada para dejar en claro que ya no era una niña (como pasó con las chicas Disney), tomó la imagen cringe de los artistas de trap que aunada a una actitud irreverente, presentó a la perfecta adolescente: rebelde, desinhibida, cautivadora para sus contemporáneos, detestable para las personas mayores.               

“Morra necesitada de atención”

Facebook / Billie Eilish

Contrastante con la buena recepción que ha recibido Eilish, está la opinión de sus detractores quienes la tachan fantoche, necesitada de atención y su música pobre. Está opinión no viene de un sector de la crítica, ni de un grupo de celebridades, y tampoco de los consumidores principales de contenido hoy en día (millenials y centenials); sino de público arriba de 45 años.

Aunque pueda haber excepciones a la regla, si uno se dirige con una persona de cuarenta y pico años, y trata de hacerle escuchar algo del material de la cantante puede que reciba comentarios como: “¿por qué se viste así?”, “Seguro es reggaetón”, “Soy el único que no sabe quién esta niña?”,“Ya no hay música que valga la pena” y cuanta frase cliché pueda esperar escuchar uno si le pone un disco de metal o rap a su abuelita. Al final de este ejercicio terminas sintiéndote como si hubieran confundido tu dibujo de una serpiente devorando un elefante con un sombrero.

Por supuesto la situación de Eilish no es distinta a la de la mayoría de artistas de menos de 35 (“Gretta Van Fleet solo le copia a Led Zeppelin”), a la de intérpretes mujeres (Revisen cuántos headliners femeninos  hay en los festivales en una época en la que las mejores propuestas son femeninas), o la de cualquiera que no interprete el rock, pop y rap con el que crecieron nuestros padres (“¿Qué es un Kendrink Lamar?”). Incluso si uno cae dentro de la gracia de este sector, la recompensa no es mejor, ¿recuerdan los fascinados que estaban los señores rockeros con The Warming? La banda de hermanas regias, de entre 12 y 15 años, que a mediados de los 2010 se volvió viral por tocar covers de Metallica y que motivo a cada chavorruco a decir: “El rock no ha muerto”, su música original no se compartió en FB con un soso “aún hay esperanza para la humanidad”.

A pesar de que no haya interés en este sector de edad por la música de Billie Eilish, si lo hay en otro aspecto de ella: su cuerpo y su sexualidad. La decisión de la cantante de mantener oculta su figura bajo capas de ropa holgada parece razonable al saber que en redes abundan los perfiles que cuentan los días para que ella alcance la mayoría de edad y sea “legal” (si necesitas una pausa para vomitar, aquí te espero).

Entonces las posibilidades que ofrece el público boomer y gen x para una chica de 17 años es ser una niña adorable que toca covers olvidables o una fantasía sexual inapropiada.

Contrataque

ESPECIAL

Bad Guy, la primera canción de su LP, fue el grito de guerra de la nueva etapa de Eilish. El videoclip que acompaña al tema comienza con la cantante diciendo incoherencias antes de aparecer ataviada con ropa holgada y empezar a bailar incómodamente. Una toma muestra a unos hombres gordos  de aproximadamente 50 años hacer un bailecito de papá (piensa en tu viejo en las bodas) de mala gana a ritmo de la canción. Otra toma muestra  a un grupo de jóvenes adultos en triciclo. El contenido semántico en esas imágenes es importante porque a través de ellas Billie hace una declaración de principios contra detractores y acosadores: “Si vamos a tener una conversación incomoda, no va a ser la que tú quieras”.

La ropa deportiva oculta la figura que anhelan ver los pervertidos que quieren verla “madurar”. Si esto no basta para matar el sex appeal, tal vez lo haga el movimiento desagradable de sus rodillas, su nariz sangrando,  su aparato dental o el baile de “niña fantoche”. Muerta la fantasía sexual, solo le queda a los señores “bailar” incómodamente la canción (algo que suele pasar entre hombres, si uno va a un antro, siempre puede encontrar al menos a sujeto heteronormado ad nauseam junto a la barra moviendo la cabeza al ritmo de un tema pop mientras sostiene su bebida, suele ser un acarreado de su novia o de sus amigas y preferiría estar en Chernóbil que ese lugar). Por otra parte, las imágenes de ella y otros jóvenes paseando en triciclo puede interpretarse como la imagen de infantilismo que tienen las generaciones mayores de millenials y centenials.

En un mundo en el que destacan las acciones de Greta Thunberg, Malala Yousafzai, Emma Watson, chicas con pañuelos verdes y diamantina, y otras voces jóvenes más, la propia Billie Eilish pelea desde la trinchera de la música con su discurso de aceptación personal y contra la cosificación de las personas. Ella sabe que hay una guerra por pelear contra quienes están más preocupados por si las películas de Netflix cuentan como cine y por cuánto gastamos en tostadas con aguacate, en lugar pensar en los problemas reales del mundo. Tal y como dice una de sus canciones: All the good girls go to hell ‘cause even God herself has enemies, jugar limpio no es una opción y antes de que el grito de guerra “Ok, boomer” hiciera su aparición, Eilish advirtió lo siguiente: “My turn to ignore you, don’t say I didn’t warn you”.

Presentaciones en México

  • 17 de noviembre, Corona Capital: Décimo Capítulo, Autódromo Hermanos Rodríguez, CDMX
  • 25 de mayo , Arena VFG, GDL
  • 27 de mayo, Palacio de los Deportes, CDMX

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